La evaluación y diagnóstico de nuestro alumnado presenta retos únicos que requieren de un enfoque especializado y comprensivo. El entorno educativo desempeña un papel crucial en este proceso —debe ser tan rigurosamente estructurado como empáticamente cercano—. El alumnado pasa gran parte de su día con nosotros, en contextos que permiten observar indicios valiosos; es ahí donde debemos estar atentos.
Entendamos las dificultades
Partimos del conocimiento de los hitos evolutivos según la edad, pero es igual de vital contar con tiempo suficiente para interactuar de manera efectiva y recoger datos relevantes sobre fortalezas y dificultades de cada alumno.
Algunas estrategias a seguir

Para finalizar
La evaluación es un proceso complejo que demanda sensibilidad, adaptabilidad y coherencia estructurada. Con estas estrategias, podemos lograr una imagen más precisa de las capacidades del alumno, lo que garantiza respuestas educativas adecuadas. La colaboración con familia y profesionales es clave para que el enfoque resulte auténtico, profesional e inclusivo.